sábado, 24 de noviembre de 2012

El renacer de una estrella presagia el destino del Sistema Solar

El renacer de una estrella presagia el destino del Sistema Solar Los astrónomos han detectado cómo una estrella agonizante similar a nuestro Sol volvía a cobrar vida tras expulsar sus capas más externas al espacio. Este fenómeno puede ser muy similar al destino que afrontará nuestro Sistema Solar dentro de unos pocos miles de millones de años.

Esta nueva imagen de la nebulosa planetaria Abell 30, situada a 5.500 años luz de nuestro planeta, combina imágenes tomadas en la banda de la luz visible por el telescopio espacial NASA/ESA Hubble con los datos recogidos en la banda de los rayos X por los telescopios XMM-Newton, de la ESA, y Chandra, de la NASA.

Una ‘nebulosa planetaria’ es el nombre que reciben las capas, a veces concéntricas, de material expulsado por una estrella en los últimos momentos de su vida. Vistas a través de los telescopios de los astrónomos del siglo XVIII, se parecían mucho a los ‘borrones’ identificados como planetas, y ese nombre ha logrado perdurar hasta nuestros días.

Hoy en día sabemos que se producen cuando una estrella con una masa menor que ocho veces la de nuestro Sol se infla en las últimas etapas de su vida hasta convertirse en una gigante roja. Durante este proceso, fuertes pulsaciones y un intenso viento estelar arrastran sus capas más externas, que son expulsadas al espacio.

La radiación ultravioleta emitida por el núcleo resultante ilumina las capas de materia expelida, dando lugar a complejas obras de arte que somos capaces de contemplar con la ayuda de los telescopios modernos.

La estrella en el corazón de Abell 30 se enfrentó por primera vez a la muerte hace 12.500 años – en una escala terrestre – cuando un lento y denso viento estelar la despojaron de sus capas más externas.

Ante los telescopios ópticos, los restos de esta etapa evolutiva se muestran como una gran cáscara brillante, prácticamente esférica, que se expande por el espacio.

Hace unos 850 años, la estrella volvió a cobrar vida, tosiendo violentamente nudos de helio y materia rica en carbono.

La capa externa de la estrella se expandió brevemente durante este renacer, para luego volver a contraerse rápidamente, en apenas 20 años.

Como consecuencia de esta convulsión, el viento estelar se aceleró hasta alcanzar su velocidad actual de 4.000 kilómetros por segundo – más de 14 millones de kilómetros por hora.

A medida que este rápido viento avanza y se encuentra con vientos más lentos y con grumos de materia expelida por la estrella con anterioridad da lugar a complejas estructuras, entre las que destacan las delicadas colas, similares a las de los cometas, que se pueden ver cerca de la estrella central en esta imagen.

El viento solar bombardeando estos densos cúmulos de materia proporciona una escalofriante imagen del futuro que le podría esperar a la Tierra y al resto de planetas de nuestro Sistema Solar dentro de unos pocos miles de millones de años.

Cuando nuestro Sol emita su último aliento en el corazón de una nebulosa planetaria, su intensa radiación y viento solar acribillarán y evaporarán cualquier planeta que haya logrado sobrevivir la fase de gigante roja.

Si en ese momento alguna lejana civilización observa nuestro Sistema Solar, seguramente podrá ver el resplandor de las brasas de los planetas, emitiendo rayos X mientras son engullidos por el viento solar.

European Space Agency, ESA


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26 El estudio de la salud del suelo: un reto para químicos y microbiólogos

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Infanticidio

Una de las curiosidades de algunos animales, entre los que nos incluimos, es que sabemos (al menos, creemos saber), cuáles son nuestros hijos y cuáles no. Parece mentira, pero este hecho, que puede parecer insignificante, tiene unas implicaciones impresionantes: el infanticidio. Y de ello os quiero hablar en nuestra historia de hoy.

San Agustín decía que nosotros éramos las únicas criaturas en tener relaciones sexuales por placer más que con el fin de procrear. No obstante, existen ciertos animales que son un clarísimo contraejemplo de su afirmación: los bonobos.

Estos animales tienen relaciones sexuales para celebrar una buena comida, terminar una disputa o consolidar una amistad. Aún habría quien afirmaría que realmente sería puramente por procreación, pero no es así, ya que muchas de estas relaciones son homosexuales o se mantienen con animales jóvenes. Se pasan el día teniendo relaciones sexuales. Haz el amor y no la guerra sería la mejor frase que se les podría aplicar. Su actividad sexual y las hinchazones genitales están en gran medida desconectadas de la fecundación.

Una de las consecuencias de este comportamiento es que con este tipo de relación apenas tienen violencia entre ellos. En palabras de Richard Wrangham y Dale Peterson (fuente).

Tanto el chimpancé común como el bonobo evolucionaron del mismo ancestro que dio lugar a los humanos, y sin embargo el bonobo es de las especies más pacíficas y no agresivas de mamíferos que hoy día viven en la tierra. Han desarrollado vías para reducir la violencia que permean toda su sociedad. Nos muestran que la danza evolutiva de la violencia no es inexorable.

Pero hay otra consecuencia mucho más curiosa: un bonobo macho no tiene forma de discernir qué crías pueden haber sido engendradas por él. No es que los antropoides sean conscientes del vínculo entre sexo y reproducción (sólo nosotros lo somos), pero es corriente que los machos favorezcan a las crías de hembras con las que han copulado, lo que redunda en el beneficio de su progenie.

Los bonobos tienen demasiados contactos sexuales con demasiadas parejas para hacer tales distinciones. Si tuviéramos que idear un sistema social en que la paternidad fuera confusa, difícilmente podríamos hacerlo mejor que ellos. Los padres humanos tenemos bastante más certeza de la paternidad de los machos en comparación a otras especies altamente promiscuas ¿Y qué puede tener de malo que los machos sepan cuáles son sus hijos? La respuesta es el infanticidio: la muerte de crías engendradas por otros machos.

Por ejemplo, los langures machos, después de apropiarse de un harén de hembras, tienen por costumbre matar a todas las crías engendradas por su antiguo dueño. Los leones hacen lo mismo: matan a todos los cachorros del anterior dueño sin ni siquiera comérselos. De hecho, mueren hasta un 80% de los cachorros de león por esta causa.

Todo esto se lo explicó por primera vez Yukimaru Sugiama en un congreso en 1979 en Bangalore. Frans de Waal, quien estaba en aquel congreso, dice que hubo un silencio sepulcral seguido de una dudosa felicitación. La idea de que los animales puedan cometer infanticidios y no sea por accidente resulta repulsiva e incomprensible. La comunidad científica no podía creer que las mismas teorías que hablaban de supervivencia y reproducción pudieran aplicarse a la aniquilación de criaturas inocentes.

A la antropóloga Sarah Blaffer Hrdy no se le escapó que esto se aplica también a nosotros, los humanos. Por ejemplo, es sabido que los niños tienen más posibilidades de sufrir maltrato por padrastros que por padres biológicos. La Biblia describe la matanza de niños ordenada por Herodes, y ya se sabe que pasa en las guerras: los hijos de las mujeres del enemigo son maltratados y asesinados. Por supuesto, las hembras hacen lo que pueden para defender a sus crías, pero ante el macho más fuerte, poco pueden hacer.

¿Cuál es la mejor defensa? Confundir la paternidad. Cuando uno o más machos extraños toman posesión de un grupo de hembras, como es el caso de los leones y langures, los recién llegados pueden estar seguros al 100% de que no son padres de ninguna de las crías presentes. Pero si el macho ya vive en el grupo donde se encuentra con una hembra que tiene una cría, la situación es diferente. La cría podría haber sido engendrada por él, así que matarla puede reducir el éxito reproductivo.

Nunca se ha observado el infanticidio en los bonobos, ni en libertad ni en cautividad. Y, de hecho, el bonobo es una excepción entre los antropoides. El infanticidio, por otro lado, está bien documentado en gorilas, en chimpancés… y en humanos.

Aun así, hemos de aceptar que es bueno saber cuáles son realmente nuestros hijos… ¿o quizás no tanto?

Fuente:
Frans de Waal, El mono que llevamos dentro.
Matt Ridley, ¿Qué nos hace humanos?



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¿La bebida Monster Energy culpable de asesinato? La ciencia responde

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imgresVamos a ver…primero que nada desde Biogenmol sentimos la muerte de esta gente a causa de la bebida. Como muchos habréis escuchado en los medios la última muerte se produjo en Diciembre del año pasado cuando una adolescente falleció por arritmia cardíaca el mismo día que ingirió dos latas de esta bebida. ¿Tiene la culpa de estas muertes la compañía? Directamente ya os digo que no. ¿Queréis sabe por qué?

Las bebidas energéticas, como bien dice su nombre, son estimulantes como el café o la Coca Cola. Sin embargo se suelen caracterizar por tener elevados niveles de cafeína.

La cafeína…¿Cuantos estudiantes habrán aguantado largas horas de estudio gracias a ella? ¿Pero qué le pasa cuando entra en nuestro cuerpo?

Como ya sabéis la cafeína es un alcaloide (sí, como la cocaína) perteneciente al grupo de las xantinas. Por su estructura molecular es un antagonista de los receptores de adenosina de las neuronas. Ésta actúa como un inhibidor competitivo, ya que acapara los sitios de unión para la adenosina, con lo cual contrarresta el efecto de esta sobre el cerebro, que es sencillamente todo lo contrario a lo que se consigue con la cafeína, ya que actúa disminuyendo la actividad cerebral, disminuyendo el flujo sanguíneo, etc.

Cuando ingerimos la cafeína, como cualquier otro tipo de droga, es metabolizada (para ser eliminada) generando una serie de metabolitos. En el caso de la cafeína nos encontramos con la paraxantina, que es la más abundante, la teobromina y la teofilina.

El metabolismo de la cafeína se produce en el hígado por la isoenzima 1A2 del CYP450 (Citocromo P450). Estos enzimas son muy polimórficos y en la población existen distintas variantes del gen, unas más activas que otras. Es aquí donde puede estar la causa de esta chica y del resto de gente.

La cantidad de cafeína en la bebida que tomo esta chica es el equivalente al de 14 latas  de Coca-Cola. Con lo cual si bebió 2 latas es como si hubiese tomado 28 latas. Si a esto sumamos que la chica, tal vez, pertenezca a esa parte de la población con un genotipo correspondiente a pobre metabolizador para la cafeína tenemos la combinación perfecta para explicar su muerte.

Si la cafeína no se metaboliza no se puede eliminar a través de la orina, con lo cual se acumula en sangre y su vida media se ve incrementada. Cuando los niveles de cafeína son elevados el efecto estimulante da lugar a contracciones musculares involuntarias (fasciculaciones), ansiedad, pánico, y entre ellos el incremento del ritmo cardiáco que puede acabar con la muerte del consumidor por paro cardíaco.

Por tanto, ¿es la compañía responsable directa de la muerte de la chica? Desde mi punto de vista no, tanto ella como los otros 5 probablemente han fallecido intoxicados por la cafeína, pero no por el elevado contenido de la lata, si no porque por su genética no han sido capaces de metabolizar esos niveles como lo haría una persona normal. Yo lo compararía con la muerte de un alérgico a la lactosa por la ingesta de un vaso de leche, no puedes demandar a la compañía por esto. El problema es que la intolerancia a la lactosa es más o menos fácil de detectar, pero un polimorfismo en los citocromos sólo se detecta mediante el genotipado, es decir mediante el análisis de esos genes…¿quien hace eso? Poca gente, menos aquellos que deben someterse a quimioterapia, aquí si que en ocasiones se realiza un genotipado en algunos hospitales.

Con lo cual a estas familias, como mucho, les queda reclamar por el etiquetado que debe especificar claramente el contenido de cafeína, aunque me temo que esto tampoco hubiese evitado dichas muertes. ¿Qué opináis de todo esto?

P.D: No tengo acciones con la compañía, sólo intento aportar una visión científica acerca de este tema.

NOTA: Este artículo es propiedad original del autor citado, aunque ha podido ser publicado anteriormente en otros medios, en cuyo caso aparecen descritos al final del mismo. En caso contrario o en notas de prensa el autor aparecerá como "Noticias de Internet"

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Los primeros dinosaurios utilizaban las alas y plumas para el cortejo

Los primeros dinosaurios utilizaban las alas y plumas para el cortejo Vivió hace 75 millones de años en el territorio que hoy es Canadá. Era un dinosaurio veloz y su aspecto recuerda al de un avestruz, con un cráneo pequeño y un cuello relativamente largo. Los paleontólogos han hallado tres individuos de una misma especie de ornitomimosaurio que ha sido bautizada como 'Ornithomimus edmontonicus'.

Su análisis ha permitido formular otra hipótesis sobre el origen y la función de las plumas que recubrían a los dinosaurios que no volaban. Las conclusiones de este estudio se publican esta semana en la revista 'Science'.

Darla Zelenitsky y su equipo de investigación analizaron tres esqueletos (dos juveniles y uno adulto) de una especie de dinosaurio avestruz, el Ornithomimus edmontonicus. Tras los análisis, dos de tres fósiles parecían haber estado cubiertos de plumas muy cortas, casi como pelusas. Sin embargo, en el espécimen adulto había evidencia de plumas largas con cálamos centrales fuertes en sus extremidades delanteras.

Zelenitsky apunta que este desarrollo tardío de las plumas largas se debió a que las utilizaban cuando alcanzaban la madurez sexual y por lo tanto usaban las «alas» para el cortejo o para empollar. Los otros usos posibles pero poco probables serían la regulación térmica y el vuelo.

El patrón de desarrollo de las plumas causa curiosidad en esta investigadora. «Este dinosaurio estaba cubierto de plumas hacia abajo, pero sólo los mayores desarrollaron grandes plumas en las patas delanteras, formando estructuras como alas», apunta Zelenitsky. Y agrega: «Este modelo difiere del observado en las aves donde las alas se desarrollan generalmente desde muy joven, poco después de la eclosión».

Los autores creen que todos los ornitomimosaurios debieron tener plumaje aunque sus huellas hayan desaparecido. Hasta ahora se pensaba que las plumas de dinosaurios sólo podían fosilizar en sedimentos depositados en aguas de lagos o lagunas. Pero este hallazgo ha demostrado que también pueden conservarse en depósitos de rocas en zonas por las que discurrían ríos. El hallazgo de fósiles como los de 'Ornithomimus edmontonicus' está permitiendo a los paleontólogos averiguar cómo se produjo la transición de dinosaurios a aves.



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Compostando Ciencia vota por "Composta en la Red para valorizar, educar y participar"

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viernes, 23 de noviembre de 2012